Frases célebres

domingo, 17 de enero de 2010

"La tregua"

La tregua es el diario personal de Martín Santomé, personaje entrañable con quien el lector intima extraordinariamente, puesto que va conociendo sus vivencias y reflexiones al mismo tiempo que él las descubre, a través de la escritura como proceso de autoconocimiento. Por tanto, este formato consigue reflejar a la perfección el entramado psicológico y emocional del protagonista, dotando a la obra de una sensibilidad extrema.

En La tregua no hay alardes literarios: la escritura es sencilla. Tampoco reconozco una gran historia, sino un excelente argumento, que se estructura a través de entradas en un diario personal a través del cual descubrimos la historia del protagonista y la del resto de personajes con los que se interrelaciona: los hijos , amigos y/o conocidos , compañeros de trabajo, su mujer fallecida hace años...

Y en el fondo de todo y como tema principal: el amor. El amor que siente un hombre viudo (que apenas puede recordar la cara y los gestos de la mujer con quien tuvo tres hijos), a punto de jubilarse, hacia una veinteañera que comienza a trabajar bajo su jefatura. Avellaneda, Laura Avellaneda, una mujer honesta, sensible, auténtica, segura, humilde; una mujer a la que descubrimos exclusivamente por la narración de Santomé, quien nos la presenta con la sinceridad sublime que uno vuelca en las páginas personales de un diario.

Una historia de amor real y realista, no exenta de dificultades que ambos deben afrontar: la aceptación por parte de los hijos de él, la superación de los miedos de ella, los temores de Santomé a un futuro que no es capaz de predecir... Y con todo esto se aman lo mejor posible en función de las circunstancias, y él descubre el amor en la madurez de la vida, acompañado de comprensión, amistad, del sexo con afecto, y lo valora en comparación con sus relaciones previas... Y el deseo de atesorar algo tan preciado le llena de celos que le paralizan, de limitaciones que sólo existen en su mente, de miedos al futuro... Temas todos estos que dotan al argumento de un magnífico entramado psicológico que demuestra el conocimiento que el autor tiene, con tan sólo cuarenta años, del ser humano en su intimidad. Y, precisamente por esto creo que me ha gustado tanto La tregua.

Sin saber qué dicen los expertos, yo calificaría esta obra de drama profundamente realista, porque su dureza es la propia de la vida real. Pero, como esta misma, también desborda ternura, respeto por unos personajes auténticos... Personalmente, me quedo con el poder vaticinador de los miedos más íntimos de Santomé.

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