Frases célebres

sábado, 3 de septiembre de 2016

“Marafariña”, de Miriam Beizana


Hacía casi una eternidad que no me animaba a publicar nada en este blog. Sin embargo, me he decidido a utilizarlo (mientras concluyo el trabajo en mi nueva página de autora) porque me apetece un montón compartir con quien le interese mi opinión sobre algunas lecturas veraniegas que he disfrutado y que, sin duda, recomiendo.

Ando robándole horas al descanso y el sueño para poder mantener algunas de mis aficiones, así que ruego que seáis indulgentes conmigo si la redacción de esta entrada no es la más correcta. Quedaos con el fondo, que no es más que la intención de aportar mi granito de arena en la difusión del libro que me ha impactado con mayor profundidad de los leídos en las últimas semanas: Marafariña, de Miriam Beizana.

Por puro azar, en uno de mis paseos por la red me encontré con la sinopsis de esta obra y algo en ella me sedujo con intensidad (¡qué importante son las sinopsis!; como para infravalorar su poder), probablemente porque lo que intuía en el fondo de esta novela se parecía bastante al tema que yo estoy tratando en una de las obras que estoy escribiendo. La comparto a continuación:

Ruth siente un vínculo especial, esotérico, con Marafariña. Su propio corazón, su latido, es inherente al propio pulso de una Marafariña que la ha acompañado siempre, en cualquier faceta de su vida. Apenas ha necesitado nada más para sobreponerse a su compleja situación personal: toda su existencia está sometida a unas poderosas y restrictivas creencias impuestas por sus padres, a raíz del fallecimiento de su hermano mayor. Enfrascada en una vorágine de obligaciones, siguiendo el camino estipulado sin replantearse ninguna de sus pautas, sobrevive enfriando sus sentimientos y anulado sus deseos o su curiosidad.

Sin embargo, la llegada de Olga a la solitaria aldea parece desbarajustar el equilibro y la paz de Marafariña y de la propia Ruth, como si repentinamente, la inmutabilidad de la Naturaleza del lugar y de la muchacha se resquebrajasen como las otoñales hojas secas. A partir de entonces, el virginal bosque de emociones en el que vivía Ruth, se ve surcado por millones de nuevos caminos, nuevas posibilidades y nuevos sentimientos, que le provocan un doloroso, a la par que hermoso, despertar personal.


Desde la primera página, Marafariña me llegó de una manera muy especial. En su inicio cuenta Miriam que es una obra autobiográfica y que había pensado en pedir perdón por lo que cuenta, pero que finalmente había decidido que no. No me hizo falta más para sumergirme con la máxima atención en esta novela y reconocer muy pronto que estaba ante una gran autora, en mi opinión, con un gran talento para tener en cuenta.

La prosa de Miriam me ha gustado mucho, su fuerza expresiva, la poesía que emerge de algunos párrafos bellísimos, la intensidad narrativa que consigue en muchos fragmentos, sus nítidas descripciones… Pero lo que más me ha impresionado, uno de los logros que más valoro yo en un autor, es su capacidad para sumergirse en las entrañas del ser humano (para ello hay que tener mucho mundo interior), diseccionarlo y sacar a la luz las emociones, sentimientos, inquietudes, dudas, sueños… de sus personajes. Y Miriam lo hace en esta obra prodigiosamente bien, hasta el punto de que algunas partes de la novela se hacen duras de procesar, como si de un espejo se tratara te impulsan a mirar dentro de ti y obligan a distanciarse un poco de sus páginas y tomar aliento para continuar...

Marafariña me ha ayudado también a conocer más sobre los Testigos de Jehová (siendo para mí muy destacables las reflexiones de Miriam sobre la religión y Dios) y me ha hecho disfrutar y hasta estremecerme siendo testigo de una historia de amor preciosa, pura, sublime, transformadora, perfectamente narrada. Una historia en la que Ruth y Olga nos enseñan una gran lección sobre el amor más auténtico y cómo este nos impulsa para encontrar lo mejor de nosotros mismos, para vivir en excelencia y liberarnos lejos de creencias limitadoras que convierten al ser humano en seres aborregados. 

Merecen una mención especial también las descripciones en las que las protagonistas se funden con la naturaleza y consiguen llevarnos de la mano a los lectores, que nos sentiremos con facilidad abrazados por la sensibilidad y la intensidad de las páginas.

Tengo la impresión de quedarme corta con esta “reseña” porque ha sido mucho y muy bueno lo que he sentido leyendo Marafariña (como si compartiera con la autora el mismo tipo de mirada sobre diversas realidades) y son muchas y muy importantes las reflexiones depositadas en ella. Sin embargo, prefiero que si consigo despertar un poco tu curiosidad y te apetece sumergirte en una obra fuerte, intensa, que no deja indiferente, que (parafraseando a Kafka) actúa como ese  hacha que quiebra un mar helado que llevamos dentro, que conseguirá que mires en tu interior y reflexiones sobre algunas de tus creencias... le des una oportunidad a esta obra de Miriam Beizana, que es autoeditada (bendita la autoedición que ha eliminado tantas barreras y filtros entre autor/lector), puedes comprar en Amazon por solo 0,99 € y te aseguro que supera en calidad a muchos premios literarios de importancia en nuestro país y a mogollón de títulos que ocupan las mesas de novedades de las librerías.

Yo siempre digo que hay que darle una oportunidad a los autores independientes y las letras de Miriam lo merecen. Auguro un futuro prometedor a esta joven autora gallega,  ojalá sea así, talento y bagaje existencial no le faltan. Gracias, Miriam, por aportar tanto. Te seguiré leyendo. De hecho estoy deseando hacerle un hueco a tu novela Todas las horas mueren.